Feeling unknown and you’re all alone, flesh and bone…

Mis orígenes son los más inciertos…

*Este borrador lleva guardado en la recámara desde hace mucho, muchísimo tiempo. Al menos dos meses. Advierto de que parte de lo que aquí hay escrito forma parte de mi, de mis intimidades más profundas e inadvertidas. De mi vida. Últimamente estoy aprendiendo a desnudar mi alma. Siento si puede herir la sensibilidad de cualquier persona, nunca fue mi intención.

Mis orígenes son los mas inciertos.

Aún teniendo padres, en muchos momentos he preferido ser huérfano. Este sentimiento de rechazo que me invadía en esos momentos de soledad estaba provocado y acentuado por la vida que se me ofreció, una vida sujeta al inadecuado trato recibido por parte de mis progenitores.

Bajo el manto de la inocencia puedo sugerir que en apariencia, durante mi infancia, pude haber sido feliz como muestran las fotografías, pero la verdad, hoy en día mirando con recelo al pasado, puedo decir con claridad que no fue así. La verdad tiene otra forma, otro color y otro significado muy diferente. No es que me hayan maltratado físicamente, pero si os diré que nunca he sentido ese calor de una familia que superase los problemas unidos y que coopera por una vida feliz por y para todos y cada uno de sus integrantes. No he sentido el amparo humilde y desinteresado, ni lo que muchos llaman «hogar» en su totalidad; ni mucho menos el amor sincero de unos padres que comprendieran lo que realmente me estaba sucediendo, viendo cómo mi vida se derrumbaba cada vez más rápido, sin frenos y yo sin absolutamente nadie que me tendiera la mano antes de caer en un precipicio abismal dónde la oscuridad trataría de invadirme y amargar con el oro de un limón todas y cada una de las gotas de mi sangre. Avinagrada o no, es ácida como se encuentra en estos instantes mi sangre.

A menudo medito en la antesala del Almacén de mis Recuerdos pero con alivio, alivio de haber superado el odio y el rencor del pasado. Esas emociones son agotadoras y las personas recalcitrantes aún más. No quiero toparme con individuos que no toleran la libertad ni la asunción de una vida diferente a la suya sin haber expresado previamente su ánima aversión con respecto a la de los demás. Esa es la ignorancia superlativa que muestran como estandarte, este tipo de personas intolerantes atacan a todo lo que no les es afín con el motivo y fin de expresar un pensamiento retrógrado y generalizado pero ni correcto ni adecuado. 

He vivido tanto tiempo en el Imperio del Grito que en mi vida la sordera se ha extendido a todos los niveles. He visto y escuchado muchas cosas con las que jamás me identificaré. Por desgracia a mi me han enseñado a asumir con ingenua obediencia, a acatar sin rechistar. He sufrido en mis carnes auténticos dilemas que ponían en duda, en tela de juicio, mi cordura. Hoy por hoy, a buen entendedor, pocas palabras bastan. Y creo que cualquiera que haya leído estas palabras probablemente se ha percatado de lo que realmente quiero expresar. Una vez que te atreves a pensar por ti mismo obviando las insensateces baratarias de los demás, te das cuenta que la perplejidad es la primera estancia de un lugar sensacional donde tu opinión reina más allá de la de los demás por mucho que esta no sea jamás escuchada. Aún así merece la pena. El el Imperio del Grito no tiene sentido el silencio pero si el perdón. El perdón es lo más importante que existe. Y yo no he sido tampoco el hijo perfecto ni mucho menos.

El odio y el rencor no van a ninguna parte, jamás. Hay que tratar de olvidar ese tipo de sensaciones para que la vida se muestre mucho más fácil, más amena. No debe ser a través de la pasividad, sino a través de la razón que desvirtúe este tipo de pulsiones y pensamientos que inciden en emociones contraproducentes para los seres humanos. Emociones que dañan la esencia del alma humana. Debemos enfocar nuestro tiempo en alcanzar el sueño que una noche habíamos decidido agarrar y no soltar. La vida es breve, demasiado breve, tres veces breve en su superflua brevedad. No malgastemos nuestro preciado tiempo en odiar. Debemos hacerlo, es tan natural como amar, pero no enfoquemos nuestras derrotas en todo aquello que nos hizo llorar. No soñemos con la venganza ni dejemos que la soberbia nos empuje a convertirnos en lo que jamás quisimos, esa tempestad que tanto pudimos o llegamos a odiar, un día de estos, cualquier día puede llegar. De nada sirve tirar piedras sobre nuestro tejado porque la fuerza de aquellas piedras un día te pueden lapidar.

Hay que superar el pasado porque este se supera a si mismo con el influjo del tiempo. Nada se detiene, el mundo no se detiene. Lo vivo se muere, pero lo eterno jamás se olvida. La apariencia de su detención es un síntoma de la fragilidad que puede experimentar el cuerpo y por consiguiente el espíritu, la mente. Que mala es la ansiedad. Pero lo eterno está por encima de la realidad. Aún así la duda no ofende cuando se cuestionan las nociones básicas de eternidad. ¿Por qué… Qué es eternidad?

El diccionario de la Real Academia Española diría que eternidad es: 

Del lat. aeternĭtas, -ātis.

1. f. Perpetuidad sin principio, sucesión ni fin.

2. f. Duración dilatada de siglos y edades.

3. f.coloq. Duración excesivamente prolongada. Esto dura una eternidad.

4. f.Rel. Posesión simultánea y perfecta de una vida interminable, considerada atributo de Dios.

5. f.Rel. Vida perdurable de la persona después de la muerte.

Tras leer las cinco acepciones de eternidad me estoy planteando la posibilidad de que realmente exista como tal. En mi ignorante entender, si cabe la existencia de la eternidad matemática entendida como constante, pero no como un atributo aplicado a lo «vivo». Bajo mi humilde decisión y opinión, rechazo la existencia de Dios – gracias Nietzsche, muchísimas gracias – y sobre todo al negar la mayor, niego todo el conjunto vinculado a ella como lo relativo a la quinta definición de eternidad que nos aporta el diccionario. Por tanto puedo valorar, de nuevo en mi humilde y humillante opinión, tan solo las tres primeras acepciones, siendo la segunda y la tercera exageraciones ficticias y por tanto humanas, que adjudican valores «divinos» a principios «humanos» como los siglos o los transcursos de tiempo propiamente «humanos». El tiempo, como dije antes, quizás sea lo único eterno. Pero aún así, aplicando la primera definición de eternidad como perpetuidad sin principio, sucesión ni fin obtenemos que el tiempo se detiene en el ahora, por tanto no es eterno. El fin se halla en el ahora bajo la interpretación intuitiva de la extensión del tiempo conocido relativo al último instante vivido, el ahora.

Por tanto, ni ahora ni nunca merece la pena malgastar nuestro tiempo con pensamientos improductivos y perjudiciales, nuestro limitado tiempo en la Tierra debe ser para volcarnos por completo en la consecución de nuestros mas preciados y deseados sueños. Mis orígenes son los más inciertos porque lo eterno está por encima de la realidad totalmente pero…

¿Y si no existe ni la perfección ni lo eterno…?

¿Y si no existe la realidad…?

Your own personal Jesus
Someone to hear your prayers
Someone who cares

Your own personal Jesus
Someone to hear your prayers
Someone who’s there

Feeling unknown
And you’re all alone
Flesh and bone
By the telephone
Lift up the receiver
I’ll make you a believer
I will deliver
You know I’m a forgiver

Reach out and touch faith…!

I’m the son and heir of nothing in particular.

El mañana tan sólo es una extensión figurada del hoy y éste una extensión constatada del ayer. El futuro es una quimera; es el sueño del pasado que se prolonga hasta el presente pero que no sigue más allá. Se detiene en el ahora, porque ahora es ahora. Ahora es ese pequeño y angustioso instante donde uno se encuentra a si mismo mirándose fijamente a los ojos y comprobando la veracidad de su propia existencia. Todo se detiene en el ahora, en el hoy, en el presente.

Es el deseo y la creencia lo que alimenta la existencia del mañana. El futuro existe porque se piensa en él desde el hoy y el ahora. El futuro realmente es la expresión inequívoca de la nada, esa nada esclarecedora que se anticipa en el tiempo y que es el origen y fundamento del ser y de su lucha por sobrevivir comprendiendo la pegunta que nos empuja a continuar caminado hacia adelante pese a todas las adversidades y circunstancias que se nos dan en el tiempo. La memoria humana esta cargada del recuerdo de incontables acontecimientos, de experiencias particulares que imprimen en nuestras acciones el reflejo sustancial de un marco cultural socialmente establecido -el dominio del pensamiento occidental; el Dogma de Occidente- que dictamina unas pautas convencionales de conducta y va dirigiendo inadvertidamente tus acciones mediante la supuesta capacidad humana de distinguir predeterminada y racionalmente la ejecución de acciones beneficiosas o perjudiciales para ti mismo como individuo o hacia los demás colectivamente. Estas acciones hacia otros individuos o hacia nosotros mismos se realizan por y través de fines ulteriores que conducen a un fin último en si mismo. Yo no he escogido las circunstancias que me acontecen pero si escojo el modo de anteponerme y sobrellevar los sucesos del mejor modo posible buscando para el mañana que no se repita todo lo malo ya conocido experimentalmente gracias al ayer y a la memoria.

Ahora mismo y a cada instante soy y fui y también seré, pero solo seré desde el ahora.

Sólo «seré» desde el «ahora«. Se está trazando desde el presente la creencia o el deseo presente de lo que vendrá en el futuro, pero éste no se muestra, éste no es todavía ni visible ni tangible, no hay ninguna percepción posible ni experiencia alguna del mismo más que el ferviente deseo, creencia o ocurrencia de que se dé en sí mismo, que ocurra, pero a medida que el tiempo avanza inexorablemente el futuro se hace ahora a cada instante. El mañana, a medida que pasa el tiempo, se muestra como el hoy. Inevitablemente esto se descubre sin a penas hacerse patente la existencia de un nuevo mañana pues el horizonte de posibilidades se abre en un abanico infinito e impredecible. El futuro es la constatación de la incertidumbre más ambigua e irreal del mundo conocido. El futuro es nada, el futuro directamente no es futuro, el futuro es el deseo de hoy que quieres realizarse en el mañana porque el ser humano trata de extender su existencia más allá de las horas, los días o los meses; el ser humano quiere vivir aunque los templos de hormigón se derrumben pues todavía sueña con el mañana aunque sea algo inabarcable. El ser humano siente esa necesidad incansable e infatigable de controlar todo lo que no está en sus manos.

Tratamos de anticiparnos constantemente a los designios del azar intentando predecir y anticiparnos a las circunstancias posibles, calculamos probabilidades consciente o inconscientemente para que nada nos pille por sorpresa, pero aún así somos presos de nuestras acciones y deseos. Todos hemos tratado de escapar, de huir de lo que hay al principio de nuestra propia cuerda floja. Además, a veces podemos ver entre las brumas y la niebla lo más cercano pero la vista no afina y se nos escapa lo más lejano constantemente. El futuro a corto plazo es predecible en cambio a largo plazo es incierto.

La intuición humana es la base fundamental para comprender el sentido de las cosas pues el fin último de cada ser es ser consciente de su ser y existencia, además de tener la voluntad o atrevimiento de conocerse sabiéndose uno mismo libre; ejercer su propia libertad de pensamiento en un mundo real, en un tiempo real que se detiene como último punto en el ahora, en el presente. El ser humano esta constantemente tratando de mantener el control de su propia vida en su suma capacidad.

Pero si el futuro no existe como tal porqué todavía no se ha dado en el presente, de que sirve todo el exceso de control situacional y toda anticipación? Enfrentarse a la incertidumbre es encontrarse finalmente frente a frente con uno mismo en un pozo donde el agua no cubre más allá de la cintura. Este agua refleja la luz de lo que ahí a fuera hay pero nuestra fijación impide apartar la mirada que ponemos sobre el reflejo de nosotros mismos en vez del agua. A veces, con el rabillo de los ojos, somos capaces de contemplar sutilmente lo que arriba se encuentra aunque ese ejercicio parece que deshumaniza a un ser humano estancado en un frío y húmedo pozo casi vacío. Lo único certero que tenemos es ese pozo donde nos encontramos frente a frente con nosotros mismos. Es la incertidumbre de lo que hay ahí arriba lo que nos empuja a salir, a abandonar una angustia más que esclarecedora. Pero lo que no sabemos es que ahí arriba realmente no hay nada.

Being human: Two-legged animal without feathers.

Anoche entré en el Almacén de los Recuerdos.

Es un oscuro y frío lugar en ruinas dónde la luz de la Luna se cuela entre las grietas de sus desgastadas paredes. Las columnas que todavía no se han caído, vertebran el edificio hasta el techo, coronándolo con la cúpula de una bóveda ya inexistente que deja ver las estrellas de una noche nebulosa. Para mi es el reflejo del tiempo, de las horas, de los días y años de penitencia. Penitencia, culpa y dolor que acompaña al susurro del viento que traspasa los cristales rotos de sus ventanas y vidrieras. Viento, furia y fuerza que todo lo empuja desde el principio de los tiempos, la constancia que ha hecho vibrar y reconocer que la vida es tan sólo el latir de un corazón destrozado por el sufrimiento. Pero en el fondo no son más que recuerdos, pasados-presentes que acariciando la memoria de la vida te transportan al sueño de aquel momento en el que en apariencia todo había sido felicidad. 

Como aquel viejo aforismo de San Agustín, de Séneca el viejo o del pueblo que fuera o fuese que bien dice así: «Errare humanum est«.

Es intrínseco a la naturaleza humana el equivocarse. Hay que aceptar los errores siempre y debemos aprender de ellos para evitar que se repitan, no obstante, a veces se trata de una tarea arduamente difícil, jamás imposible. La voluntad humana todo lo puede. ‘Imposible’ sólo es una palabra.

Pero lo que ella me preguntó al final del día, hasta Calígula se hubiera sonrojado. «Has estado en casa demasiado tiempo», dijo. Y yo, naturalmente, me fuí.

En mi vida… ¿Por qué le sonrío a gente a la que preferiría dar una patada en el ojo? 

Eso que Morrissey cantaba junto con la banda The Smiths allá por el inicio de los 80’s, ha sido y es un pensamiento que me he apropiado cómo expresión de disconformidad con lo establecido socialmente. Y la impronta de la letra de esta canción inhunda mi vida porque hasta el mismísimo cielo sabe qué, sinceramente, I’m miserable now. 

Y realmente no sé qué hacer, siento que todo se detiene paulatinamente. Por mucho que yo intente permanecer vivo ante la adversidad de las circunstancias presentes y el inabarcable paso del tiempo, me doy cuenta de que cada día me siento más y más insignificante. Muy disconforme con todo, con el modo en el que he llevado mi vida. La vorágine de acontecimientos que me han empujado a esta situación no es más que el fruto de mi culpa, de mi mal-hacer y de las estrategias condicionadas por las pasiones irrefrenables de mi cuerpo, no de mi razón, nunca de mi razón y sentido común.

Mi razón y capacidad de lógica se encontraban amuermadas por la distorsión de la percepción que en su suma toxicidad, yo adulteraba inoculándole a mi cuerpo todo aquello que caía en mis manos. Mi actitud ante la vida era la de un parásito, un virus destructivo y preso de la distorsión, de la manipulación de toda interacción con lo real, fingiendo con esa actividad contraproducente vivir un sueño basado en la pérdida del control, sometido a un caos tormentoso y aterrador.

Es como un viejo diálogo hace ya muchos años escrito por el yo de ayer a modo de poema que acabó en el olvido, desterrado por el rechazo que siento ahora hacia aquella persona que antaño fui y que hoy en día extraño y miro con recelo, miedo y regocijo, hasta incluso con desconfianza. Algún día mostraré aquellos versos que representan el fulgor de aquellos años donde Aleister Crowley se sentiría orgulloso de mi pues en apariencia trataba de ejercer su máxima ley del Thelema: «haz tu voluntad«.

Es realmente un indigno retrato surrealista de aquel o aquella que conoce el significado del «egoísmo», de lo que es un verdadero egoísta pero en cambio no sabe lo que es el «altruismo» o lo que es un auténtico altruista. ¿En que mundo vivimos?  

A veces me imagino que mi vida no es más que aquel Strange Case of Dr Jekyll and Mr Hyde, a diferencia de no haber sido ningún monstruo, aunque alguna vez me haya comportado como tal. Además de ser un paradox man he sentido, como muchos de vosotrxs, una dualidad disociaciativa en más de una ocasión. En mis procesos mentales, conductas y también en la ejecución de muchas de mis acciones. Supongo que viene siendo lo que mencioné antes, en esencia equivocarse es parte de la naturaleza humana. Sin embargo, esto no puede ser la causa o un factor atenuante para repetir un error, sino un medio para aprender de la experiencia a no reincidir. La vida nos enseña a evitar e impedir caer en los mismos errores del pasado, el problema radica en la estupidez humana. Esa no tiene límites.

Viva la deificación de la estupidez, irónicamente hablando.

Cuán estúpidos hemos y han sido los seres humanos a lo largo de los tiempos. Y lo lejos que hemos llegado. Quién nos diría al principio de la edificación del Almacén de los Recuerdos que podríamos haber llegado hasta el punto sin retorno dónde ‘ayer’, ‘hoy’, ‘mañana’ e ‘imposible’ no son más que palabras. Que los errores son las armas que nos hirieron en el pasado y ahora son las herramientas de nuestra experiencia que ayudan instryéndonos ante lo que vendrá, pese a que el animal humano es aquel que tropieza hasta dos veces en la misma piedra. Estúpido, siempre estúpido.

¿Quién escribe la historia? Todos sabéis la respuesta ¿no? Yo nunca he sido un vencedor sino todo lo contrario, un vencido. Esto no es ni ha sido un experimento. Yo no soy ni seré Milgram, solo soy incapaz de obedecer.

Todo lo demás es esquizofasia.

I was happy in the haze of a drunken hour…
But heavennn knows I’m miserable noooow! 
You’ve been in the house too long, she said
And I naaaaturally fleddddd.

In my life….
Why do I give valuable time to people who don’t care if I live or die?

Mickey Mouse has grown up a cow.

Tras la demora he vuelto para quedarme.

Hoy es March 1st. Un día como hoy en 2004, unos científicos españoles demostraron que la oxidación que provoca el éxtasis (MDMA) en las moléculas de la membrana neuronal es la causa del daño cerebral que se origina en los adictos. Sé que no es un dato concluyente, pero es un dato interesante. De todos modos, mientras escribo esto probable e inminentemente llegue el 2 de marzo, una fecha tan poco estimable como la primera pero más cercana al fin de este año; tan solo quedan 304 días para la llegada del 2017 y eso hace que recapacite pensando en todo lo que se acerca.

Estamos a las puertas de los «Felices Nuevos Años 20″ y siento deseos, unas infatigables ganas de que esta década se proyecte en el mundo como un reflejo mejorado de la de hace cien años, que su espíritu vitalista y libertario nos inhunde e invada hasta elevarnos por encima de lo que antaño fuimos: viva la evolución! 

Sé que en el fondo es una escusa, una súplica insaciable de cambios. Pero pensar en el futuro con optimismo es la verdadera escusa, muy respetable y caprichosa, aunque ideal porque al optimismo no hay desgracia que se le anteponenga. No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo soporte.

¿Qué fue lo que se oxidó? La sombra es la señal que indica la presencia de luz en algún punto del lugar, intuyo que viene del norte y por eso se oxidó algo que no es una neurona, creo que fue un clavo. El clavo de la Rosalía de Castro, a lo mejor, quién sabe. Por eso es importante leer poesía, por eso y por infinidad de motivos. Hoy leyendo a Bécquer he descubierto mi epitafio:

«Mi vida es un erial,
flor que toco se deshoja;
que en mi camino fatal
alguien va sembrando el mal
para que yo lo recoja.»

Gustavo Adolfo Bécquer

Y me he reído porque he pensado en aquella clásica frase de «¿quién cojones me pone la pierna encima para que no levante cabeza? ¿Quién?» que ilustra a través de un lenguaje más comprensible y menos poético el mensaje del texto becqueriano. En el fondo la poesía tiene un poder cautivador aunque individual, evidentemente el autor dota de cuerpo a una emoción eidética, una idea hecha texto lírico aunque tan sólo el lector sabe que es algo más que eso, mucho más, cómo aquel Artista de Oscar Wilde que a partir del dolor que dura para siempre creó el placer que se posa un instante.

Es el lector quién al recoger esas palabras, las interioriza, las hace suyas, se las apropia emocionalmente, conectando con aquel significado impreso por el autor, retorciéndolo y re-interpretándolo a partir de las experiencias y circunstancias individuales del que lee el poema, sus particularidades condicionan la interpretación final del texto.

Y ahí es dónde las cosas, en ocasiones, tienden a malinterpretarse, consciente o inconscientemente, pero al fin y al cabo malinterpretación es.

¿Por qué? Pues no lo sé con certeza. Pienso que el «punto de vista» individual es el que hace que el sujeto comprenda la realidad. Este sujeto está ligado al mundo a través de la percepción de sus sentidos, fundamento y motor del conocimiento. Es su percepción, es su cuerpo el que posibilita la interactuación y el juicio. Pero no es tan sencillo, porque nuestras decisiones también están ligadas a todas aquellas circunstancias que nos circunscriben. Aaay Don José Ortega y Gasset, gracias. Y en el fondo nunca puede ser una simple perspectiva, sino un conglomerado de ellas. A veces pienso que la suma de perspectivas individuales es la constatación de la verdad, pero a veces nuestras circunstancias y sentidos sucumben al engaño propio y/o ajeno. Dalo por hecho, es tan perjudicial una cosa como la otra. El auto-engaño es el consuelo de los ignorantes, como muchas otras herramientas «del que no sabe» pero el ser engañado es tan hiriente como el descubrimiento de ambos. Solo sufres mientras no descubres el engaño, por eso lo ratifico y califico como el consuelo de los ignorantes. Tras su descubrimiento todo es dolor.

La malinterpretación viene ligada al interés individual del sujeto y al engaño interno o externo del individuo en cuestión. Realmente es meritorio vivir en una mentira, pero es más fácil vivir en una digna mentira que en una cruel verdad-realidad… Y nadie escoge la vía difícil, o más bien poca gente. Quien dice lo que realmente piensa es preso de sus palabras, muy a mi pesar.

Y por eso chicxs, debéis leer más poesía para entrenar el punto de vista y dotar de luz a todas las sombras o a gran parte de ellas. No sé cómo he llegado aquí.

Es tarde y se avecina tormenta, el inhóspito frío ha decidido instalarse aquí dónde viven los monstruos. Tras la demora he vuelto para quedarme.. Y esta vez la espera no será tan larga, tengo muchas ganas de compartir mis desvaríos con todo aquel o aquella que tenga unos minutos para leerme. Y así será.

He’s in the best selling show
Is there life on Mars?

Why are you sad today? Because today I don’t want to pretend.

Sólo los Dioses escogen su condena. Yo ya he escogido la mía. Ahora no comprendo las sombras terroríficas que enfrían mis huesos. No entiendo el rastro de mis pensamientos ni el sendero por el que se bifurcan. No soy el sueño que antaño soñé sino la pesadilla que siempre temí y temeré. Mi camino se desdibuja en aquellas sombras incomprensibles.

Vivir se ha convertido en la más ardua tarea que jamás imaginé. Su dificultad se torna en una gravedad insalvable y pesada. Cada vez que miro al frente siento ganas de bajar el cuello. El cansancio me ata a las sábanas de mi cama y derrotado se haya mi cuerpo en lo más profundo de mis pensamientos, de mi alma. Soy el cristal oscuro que aún estando empañado deja ver el rostro y perfil más absurdo de la irracionalidad.

¿Me habré convertido en la expresión de la incertidumbre o siempre la habré sido? He perdido las fuerzas vitalistas que ayer se me servían en bandeja de plata y hoy son mal-dadas en una auténtica piara porcina. El exceso de luz daña la vista, quizás eso haya sido lo que me ha provocado este agotador cansancio; el haber iluminado de conocimiento cuestiones que deberían ser presas de la ignorancia, ha fabricado un dolor pesado que almaceno cómo carga a mi espalda. Mis pies deciden detenerse y la apatía invade todo mi cuerpo. La decadencia de un siglo ha sido la constante en mis recuerdos. Yo he visto caer, al igual que otros, a los Ídolos del pasado, aquellos valores humanos que dotaban de humanidad a todo aquel ser predispuesto a recibirla. Hoy los valores del ayer son motivo de mofa y burla. Ya no se agradece nada más que lo que uno mismo hace por uno mismo. La cortesía, el tener la capacidad empática e innata de percibir las emociones de toda aquella persona con la que se co-habita en este planeta es lo más parecido a encerrarse en la jaula de los leones. El egoísmo auto-intersado y el egocentrismo individualista de las personas de nuestro tiempo son el empuje que enfrenta a muchos a una competición insana por un mendrugo de pan mientras unos pocos nos declaramos en un póstumo silencio más que natural, porque a los Dioses muertos en vida solamente se les cede la libertad de autocondenarse, mortificándose cada uno con la asunción de su propia naturaleza, aquella que los deja relegados a la sombras que atormentan y enfrían sus huesos. Es la pescadilla que se muerde la cola, el uróboro dañino que se alimenta de si mismo para nutrir sus dolores. El eterno retorno de una vida que no cesa en de girar en un bucle infinito de miedo y angustia.

Gritar no sirve de nada cuando no hay quién escuche. Si a eso le sumas los prejuicios que se van formando sobre tu persona, probablemente se enquisten y no permitan ver lo que realmente eres. Uno no puede invadir la mente de los demás porque él mismo decide que no quiere que le invadan la suya, del mismo modo, si se han forjado ideas en el fuego de la plebe probablemente te quemes en la hoguera del subconsciente colectivo. Hay dos refranes clásicos que beatifican lo que trato de ilustrar, uno es «por un perro que maté, mata-perros me llamaron» lo que viene siendo un «coge fama y acuéstate a dormir» y el otro es «en el país de los ciegos, el tuerto es el rey«. Quiero pensar que no debo abandonar las pocas esperanzas que me quedan, pero mi misantropía crece por momentos e intuyo que no tiene límites. Lo único que deseo es aprender a no arrepentirme de nada.

Y un día Nietzsche me dijo “Obra de modo que un horizonte de infinitos retornos no te intimide; elige de forma que si tuvieras que volver a vivir toda tu vida de nuevo, pudieras hacerlo sin temor”. Tendré que aplicarme el cuento en algún momento.

Me siento como Jeffrey Beaumont, enfrentado a la dualidad de un universo bello y hermoso a la par que perturbador y escalofriante, dónde absolutamente nada es lo qué parece y todo tiene que ser descifrado meticulosamente. ¿De quién era la oreja que estaba tirada en el prado?

She wore Blueee Veeeelvet… Bluer than velvet was the night. Softer than satin was the light. From the staaaars… 

¿Qué soy y a dónde voy?

Percibo lo que me rodea con lentes borrosas, guantes de goma y auriculares en los oídos. Huele a quemado y sabe como a alquitrán metálico. Mis sentidos se alejan de la realidad porque las monstruosidades más grandes me rodean a diario. Mis piernas me piden huir pero mi cuerpo no se mueve. Quiero gritar pero no sale voz de mi garganta. No sé qué es lo que quiero pero si sé que es lo que no quiero… Y no quiero a mi lado personas en las que no pueda depositar un mínimo de confianza. Siento mucho miedo e impotencia en este absurdo juego del quién es quién.

Hoy me he despertado como Gregor Samsa, como un insecto incapaz de abandonar mi habitación porque la metamorfosis que he sufrido en este último año ha sido suficiente como para condicionar mi existencia presente y futura. Sé quién soy pero a veces me pregunto si estoy seguro de ello porque me siento alienado e impotente.

Solo por eso os voy a contar un cuento, una historia real o ficticia dependiendo de quien la lea:

«Érase una vez un chico joven que vivía en un lugar dónde todas las personas portaban una máscara en la cara, tapando su rostros y las expresiones faciales que éste muestra.

Un día él decidió retirar la máscara que no dejaba ver su verdadero rostro, pero al hacerlo, todos sus conocidos le dieron la espalda. Nadie comprendía porque había decidido retirar la máscara que cubría su cara hasta que un hombre le señaló. Lo apuntó con el dedo índice de la mano derecha mostrando así el mayor desprecio que existe en ese lugar. 

El chico joven, tuvo que abandonar ese lugar debido a la pérdida de su máscara, pues ser señalado en ese lugar implica ser condenado al destierro en el Gran Olvido, un desierto árido e inhóspito donde sólo viven alimañas, animales salvajes y seres sin nombre.

Tras dos años de riguroso ostracismo vagando por el desierto del Gran Olvido, alguien le tendió la mano, un Ser sin nombre, un Ser del desierto que tenía una máscara para cada día de la semana. Este Ser le dio cobijo y le cedió una de sus máscaras para tapar su desnudez facial. Hasta que un día, el chico joven, decidió abandonar al Ser de las máscaras para regresar a aquel lugar donde le habían repudiado. Engañó al Ser que un día le tendió la mano y le cedió una de sus siete máscaras. 

Cuando regresó, la gente no le reconocía porque portaba la máscara de otra persona. Hablaba y se comportaba como si se tratase de otra persona. Decía y hacía cosas como si realmente fuera otra persona. El Ser, de las ahora 6 máscaras, quiso ir a ese lugar tan sólo para arrebatarle lo que le había robado, señalarle como el hombre un día hizo y condenarlo a vagar por el desierto del Gran Olvido que era lo que aquel ingenuo joven se merecía. Pero el Ser de las máscaras no quiso ir tras él porque creía que no hay mayor condena que ser alguien que nunca has sido sólo por la aprobación y aceptación de los demás.

Así pues, el chico joven, no aguantó la carga de ser otro y decidió retirar de nuevo aquella máscara que tapaba su verdadero rostro. Pero esta vez, cuando se la sacó ya no había rostro, ni cuerpo, ni persona. Pues al ponerse aquella máscara se había convertido en uno más de los seres sin nombre del desierto del Gran Olvido y al decidir sacársela mostró lo que realmente era desde el principio: nadie.«

Quizás yo no sepa quién soy ni a dónde voy al 110%, pero sé que jamás me comportaría como el joven del cuento. Cuando decides entre a) y b) estás aceptando uno de los dos caminos posibles. Es importante ser valiente para decidir cual es el más conveniente para ti, pero más importante es aceptar lo que tu decisión implica y nunca recular o abandonar a aquellos que te apoyaron en tus peores momentos. Yo nunca fui ni seré ese ingenuo joven, pero tampoco voy a ser el hombre quien lo señale. Prefiero mantenerme al margen como el Ser sin nombre de aquel desierto del Gran Olvido. Porque no sé quien soy ni a dónde voy, pero si sé lo que no soy ni en lo que no me quiero convertir. Y eso, amigxs, es lo importante.

La Era de la Incertidumbre y el Principio del Fin

«Todo se acaba, fuera bueno o fuese malo, tiene un final inminente

INTELLIGENT LIFE MAGAZINE JAN/FEB 2013 David Bowie from Scary Monsters, 1980

Ese pensamiento recurrente me acecha muy a menudo y quizás ahora me percate de que realmente es beneficioso un pensamiento de tal envergadura, pues ser consciente de que todo llega a su fin es bueno por mil y un motivos, asumir la realidad y trazar nuestros límites principalmente, pero más hayá de eso, nos enseña a frustrarnos, a controlar nuestros deseos, pasiones o impulsos. Apreciamos más los segundos cuando nos damos cuenta de que se acaban. Y solo desde el conocimiento de nuestro propio fin, la muerte, podemos comenzar a vivir de verdad; vivir sabiendo que esta dicha pronto se acaba.

Creo que me he puesto demasiado profundo, pero realmente estos días me encuentro demencialmente melancólico y con un sin fin de ganas de ch-ch-ch-chaaanges de una vez por todas. Sé qué suena ridículo, pero desde que David Bowie falleció no he podido escuchar ciertos temas suyos porque me anulan emocionalmente. Cuándo recibí la llamada que me anunció su muerte no daba crédito, en mi cabeza sonaban mal venidos temas clásicos como Life on Mars o Ashes to Ashes… Y sobre todo Station to Station, sabía que él ya no regresaría por mucho que la letra de esa canción dijese lo contrario. Me he dado cuenta de que comienza la Era Post-Bowie, una Era cargada de mediocridad e ignorancia, dónde el espíritu rebelde de los soñadores y el motor vital de la sociedad se encuentran ambos en la más oscura incertidumbre. Hoy somos huérfanos y auténticos desamparados.

Es evidente que los ídolos del pasado caen en el olvido tarde o temprano, sé que ese no es su caso, muchas personas ya lo extrañamos, jóvenes y no tan jóvenes. Y es que Bowie, particularmente, me cambió la vida, consiguió iluminar mi rostro cuando todo era deprimente, me enseñó lo valioso que es ser uno mismo, me regaló su magia, su voz, su música y sus letras, ha dejado su impronta en mi alma, en mi pensamiento. Me ha hecho entender y aceptar muchas cosas, a rechazar prejuicios y a vivir deacuerdo a mi voluntad. Ha sido siempre ese amigo fiel que nunca me ha fallado. Me ha hecho bailar, gritar, cantar, llorar y lo más importante, sentir. He sentido tantas cosas que no sabes cuanto te lo agradezco. Gracias por ser ese hombre que vendió el mundo para caerse en la Tierra. Sin ti nada hubiera sido lo mismo. Y muchos de vosotrxs entenderéis lo que os digo si lo habéis escuchado de verdad.

Este año promete ser diferente. Creo que su muerte es el síntoma y símbolo de esa diferencia y espero que no todo sea tan negativo en este 2016 como en su antecesor.

Yo he empezado este año registrándome en la web de infojobs y en alguna otra web de contenido y función similar, presentando candidaturas a su vez en varias ofertas de empleo relacionadas con el sector del marketing telefónico, las ventas, el comercio y la hostelería, oficios que no requieran un requisito superior al bachillerato, pues mi experiencia laboral es prácticamente inexistente. También he entregado un par de curriculums en un bar y un hotel de la zona. En todo este tiempo tan sólo he recibido una única propuesta de trabajo que probablemente tenga que rechazar por la distancia y el horario. Pero bueno, ha sido algo positivo, he visto que todavía quedan esperanzas de salir del hoyo aunque sea poco a poco. La vida aprieta, pero no ahoga. Al fin y al cabo no me queda otro remedio que tener paciencia y buscar el modo de salir adelante. Sólo ante la adversidad. Parece irónico.

Desearía ser un animal salvaje para dejarme llevar por el empuje de la naturaleza, de mis instintos y emociones más básicas, disfrutar de mis pulsiones y dejar a un lado todas las inhibiciones impuestas o auto-impuestas, pero los deseos, deseos son.

Para concluir diré que hoy para finiquitar el día, he descubierto algo que no me ha gustado nada, una hipocresía desmedida por parte de una persona que en algún momento consideré mi hermano y hoy en día se comporta como un completo desconocido. Tan sólo diré que quien tiene un amigo, tiene un tesoro. Pero solo es tesoro si se trata de un auténtico amigo. Es más, he visto un dato muy representativo, «8 de cada 10 personas mienten» lo cual quiere decir que los 2 restantes nos tragamos las mentiras de esos 8. Chicxs, que no os la metan doblada ni os vendan gato por liebre! A veces ser ingenuo es ser imbécil, cuando intuyes que te engañan pregúntate porqué tú intuición te regala esa predicción anticipada.

Y es que todo se acaba, fuera bueno o fuese malo, tiene un final inminente. Menos mal.

Y ahora ¿qué hago?

¿Qué pasa cuando descubres que tu vida ya no tiene sentido? Oye, nunca es tarde para darse cuenta, es más, yo me lo he planteado hoy y no he hecho otra cosa que pensar en escribir. He decidido dar el paso porque necesito una válvula de escape en la que tener ocupada mi mente y así compartir todas aquellas cosas en las que pienso… Y hoy creo que he pensado demasiado.

Me encuentro en una situación límite y no sé que es lo que quiero hacer con mi vida. En estos últimos años todo ha ido cuesta abajo a una velocidad vertiginosa, sin frenos ni obstáculos, llegando exactamente al día de hoy, día en el que me planteo la posibilidad de al menos hacer una de las cosas que realmente me gusta: escribir.

Dicho esto, me propongo mostrar el trasfondo de mis más oscuros pensamientos, allí dónde se tejen los delirios de una mente misantrópica y atada a un pueblo costero del norte de España, where everyday is like Sunday, silent and grey. Los días se hacen monótonos y rutinariamente repetitivos, la vida aquí parece estar anestesiada. Normalmente la gente ama su pueblo, pero yo no soy gente, ni esta es una situación normal… Y mucho menos amo mi pueblo, sinceramente, me aburre. En ocasiones pienso que es el reflejo estereotipado de todas aquellas cosas que detesto. La tradición y las costumbres nunca han sido santo de mi devoción y mucho menos la mediocridad superlativa de este coro de aldeanos incapaces de atreverse a pensar por si mismos con total libertad y sin miedo al-que-dirán. Son seres anclados a la peor de las ignorancias, aquella en la que ya ni se siente curiosidad ni anhelo de conocimiento alguno.

Y es que este último año todo se ha ido a la mierda, aquella fina cuerda que sujetaba las metas de mi vida terminó cediendo por su propio peso. Por falta de liquidez, como muchas otras personas, he tenido que abandonar (parar, entorpecer, demorar, enlentecer) mi carrera y mis estudios. Tras cuatro años viviendo fuera de casa, ahora me encuentro viviendo de nuevo con mis padres y con todo lo que eso implica. Añoro demasiado la vida universitaria. Ahora, todo gira en torno a la búsqueda de un trabajo y en el modo de conseguir el suficiente dinero como para poder levantar cabeza, abandonar el nido y empezar a cumplir mis sueños.

Pero por el momento me consuelo pensando en que haber empezado a escribir es un aliciente para poder continuar con mi vida, porque creo que no debo ponerme límites aunque todo esté en mi contra. El mundo no se detendrá por mucho que tú lo hagas y con esto no trato de adoctrinar a nadie, tan solo advierto de lo insignificantes que somos. Además, mi vida tras esto sigue sin mucho sentido pero al menos ya sé cual es la respuesta a la pregunta del título: ahora voy a escribir.